Alcides “Ñangote” Pérez nace un 3 de noviembre de 1908, hijo de María de Jesús Pérez y Alejandro González, como era de costumbre en esos tiempos, le apuntaron el apellido materno. Su apodo surge desde muy pequeño cuando su madre dedicada a la artesanía, debía dejar a Alcides Pérez en una andadera antigua que consistía en un cajón rústico de madera con un madero atravesado en el centro, para colocar al niño en el mismo y éste se mantuviera estable, mientras ella trabajaba, sin embargo, su madre misma decía que apenas cabía en dicha andadera, ya que estaba muy ñangón, tenía un ñangote (glúteos grandes) con ese acento sabor arenero.

     Alcides Pérez, llevó una vida llena de sacrificios, de orígenes muy humilde, tuvo cinco hermanos y tres hijos. Desde joven luchó para seguir adelante. Fue agricultor y artesano, uno de los primeros en llevar cerámica a Panamá, cuando aún se hacían con métodos rudimentarios¹, prácticamente con las primeras técnicas desarrolladas en La Arena. Eran famosas sus cazuelas, potes y tinajas hechas a mano.

     Su curiosidad permitió que aprendiese a tocar el tambor viendo a otros ejecutando, Posteriormente a ello, dominó tanto el instrumento, que no eran más bien sus manos, sino sus propios dedos  que acariciaban el cuero  emitiendo sonidos muy especiales, agradables al oído  y al escucharle tocar sólo, daba la impresión que hubiesen dos tambores en plena concordancia sonando al unísono, pero es que su destreza en piernas y manos le permitía sacar sonidos que embriagaban el espíritu del espectador, lo cual, conjugaba de vez en cuando lanzando el tambor al aire y rápidamente retomaba el ritmo de la ejecución.