Luego estos jóvenes se dispusieron a hablar  con un joven del pueblo para que les enseñara música, ya que éste se había graduado de dicha carrera y tocaba para la Orquesta Anayansi, sin embargo, él les respondió que era un tanto difícil porque tomaba tiempo, pero a pesar de ello los chicos no se desanimaron y le preguntaron cuánto les cobraba por enseñarles música, a lo cual, éste respondió que 0.50 centésimos por lección y que debían ser 100 lecciones o más para poder aprender, lo cual, hizo que los jóvenes buscaran otra alternativa, ya que en ese entonces “Checo” ganaba 0.40 centésimos por todo un día de trabajo limpiando monte para el sustento de su familia. 

     A los jóvenes les gustaba ir al Teatro Amalia, un día escucharon sonar una música cerca del teatro, así que se acercaron al lugar y descubrieron que se trataba de la banda de música  del Cuerpo de Bomberos y se quedaron observando. Al siguiente día se dispusieron ir otra vez, pero con la idea de hablar con el profesor cubano de la banda Miguel Alcové Roy , sin embargo, cuando llegaron, ninguno se atrevía hablar directamente con el profesor y mientras discutían quien iría, Ezequiel se animó y dijo que lo peor que podía pasarles es que le dijera que no o que el precio por lección fuera demasiado alto. Para su sorpresa cuando “Checo” le dijo al profesor que deseaban hablar con él, el profesor se le adelantó y respondió con una pregunta: ¿Ustedes quieren aprender música, verdad?, Checo respondió que sí y el profesor le contestó que no había problema, que él les enseñaba, a lo que Checo dijo: Queremos saber por cuánto nos enseña, el precio. El profesor se quedó por unos segundos pensativo y respondió: Gratis!. Los jóvenes estaban asombrados, pero el profesor añadió, les enseño gratis, pero con la condición de que cuando sepan música se unan al Cuerpo de Bomberos y para los jóvenes esto fue como si los premiaran por querer aprender música, ya que ellos tenían dentro de sus metas ser bomberos algún día.